En Roma, una inmersión en la inmensidad de Botero, el artista de la redondez


«La riqueza de un pintor son sus influencias, cada vez que recibe una se vuelve más rico. Hay que imbuirse de todo, esa es la riqueza de un artista: haber sufrido muchas influencias, haber amado muchas obras de arte, haber visto muchas pinturas y esculturas y luego crear un mundo propio”. En definitiva, para el artista colombiano Fernando Botero, quien falleció el año pasado a los 91 años y fue el protagonista de “Botero. Nuestro gran estilo en el Palacio Bonaparte de Roma es el resultado de una reflexión sobre la excelencia. Grandes obras que representan la redondez de las formas de Botero, con efectos tridimensionales y colores vivos. Una inmersión en un universo poético, que tiene sus raíces en su Colombia. La exposición, hasta el 19 de enero de 2025 en el Palacio Bonaparte, está curada por su hija Lina Botero y Cristina Carrillo de Albornoz, gran conocedora de la obra del artista colombiano.

Lina Botero: Italia fue un país fundamental para la obra de mi padre

«Esta es una exposición excepcional porque es la primera gran exposición dedicada a Fernando Botero después de su muerte. Es también una visión diferente de su obra, que resalta la maestría con la que Botero trabajó las diferentes técnicas a lo largo de su carrera artística”, subrayó Lina Botero. «Es una oportunidad extraordinaria para celebrar el primer aniversario de la muerte de mi padre en Italia, un país que significó mucho para él y su obra».

La metamorfosis inspirada en el Renacimiento

El maestro estuvo fuertemente influenciado por el Renacimiento que exploró en Italia, su segunda patria. Y en particular amaba una de las obras maestras de finales del siglo XV, la “Cámara nupcial” de Mantegna en el Palacio de Mantua. Un ciclo de frescos que Botero transformó en una obra propia, realzando la monumentalidad y el color, ganando así el primer premio en el Salón Nacional de Pintura de Colombia en 1958. Es una de las obras más importantes de la exposición romana. En las salas del Palacio Bonaparte también se exponen sus versiones de obras maestras de la historia del arte, como la “Fornarina” de Rafael, el famoso díptico Montefeltro de Piero della Francesca, los retratos burgueses de Rubens, hasta las últimas obras que Botero creó en 2023, como el gran acuarela de la Odalisca. «En Italia, a la edad de 20 años, cuando se encontró con las obras maestras del Renacimiento italiano, en particular Piero della Francesca, Paolo Uccello y Masaccio, con formas macizas y colores extraordinarios, se produjo su “metamorfosis”. Botero siempre se interesó por el volumen, desde sus inicios, de manera inconsciente, pero comprendió su trascendencia en el arte estudiando a los maestros del Quattrocento italiano”, recordó Cristina Carrillo de Albornoz.

De matador a artista internacional

En el Palacio Bonaparte, las 120 obras maestras expuestas hablan de una vida dedicada al arte. Botero comenzó a pintar desde muy joven, cuando dejó la escuela de matadores para convertirse en artista. Y se impuso en el panorama artístico internacional a partir de 1961, cuando el Museo de Arte Moderno de Nueva York decidió adquirir su Mona Lisa a los doce años (1959), momento en el que inició una exitosa gira por todo el mundo. La exposición relata el gran dominio de Botero en diversas técnicas artísticas, desde la pintura hasta la escultura, recorriendo el universo exuberante y mágico del artista colombiano.

El encanto innato del volumen

Se exponen pinturas, acuarelas, sanguinas, carboncillos, esculturas y extraordinarias obras inéditas, muchas de ellas procedentes de colecciones privadas. Triunfan las formas inmensas y los colores vivos del cuadro de Botero. «El encanto innato del volumen está presente en mi obra desde que comencé a pintar», le encantaba decir al maestro.



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