En las reuniones periódicas de Madame puede suceder lo impensable: puede surgir la noticia de un nuevo amor.


Antonella Baccaro (foto de Carlo Furgeri Gilbert).

RDiscutir sobre el amor “cuando un poco de plata te tiñe el pelo” es un ejercicio complicado. Entre amigos, el tema suele quedar relegado al tercer o cuarto lugar en las conversaciones.

Primero está la salud: dolencias estacionales y de edad, con el listado específico de cada dolencia, seguido del intercambio de números de teléfono de los especialistas llamados a realizar milagros.

En segundo lugar está el trabajo.del que cada vez se habla más con tonos de pesar: ninguno que recuerda el cansancio mortal de ciertas semanas, todos concentrados en resaltar esos momentos en los que «nos divertimos como locos…».

El tercer tema son los niños para quienes los tienen.pero a quienes no las tienen se les impone igualmente un cuarto de hora de solidaridad con el alumno que ha recibido otras cuatro en conducta.

Sexo y menopausia: cómo empezar de nuevo después de mucho tiempo

Sólo una vez agotadas estas prioridades, llega el control del estado sentimental: ¿qué hay de nuevo? Claramente prevalecen las separaciones y divorcios. Normalmente nos contamos sobre posibles coqueteos y eso es todo.

Pero en las reuniones periódicas de Madame puede suceder lo impensable: pueden surgir noticias de un nuevo amor.. La bomba, lanzada cuando ya ha llegado el último tema pragmático (quién acompaña a quién a casa), ocupa el espacio que merece y provoca instantáneamente cancelaciones de citas concertadas meses atrás.

Comienza el tercer grado: ¿quién es? ¿Estado civil? ¿Qué él ha hecho? ¿Donde vive el? Y por supuesto: ¿dónde estás? Pero hay una pregunta que tiene el efecto de suspender todas las demás: ¿cómo lo conociste? Aquí cae el silencio y una especie de expectativa mesiánica se hace cargo.

¿Dónde diablos lo habría encontrado un hombre que se embarca en una aventura con una señora? Lo que implica: ¿es un fenómeno reproducible en la naturaleza?

Porque a todos nosotros, criados con pan y Sexo y la ciudadtodavía nos gusta pensar que existe una manera mágica de conocer a alguien. Y que en el siglo de Tinder y Onlyfans puede haber una mirada en un rincón romántico de un aeropuerto, un choque de paraguas bajo la lluvia, un mensaje equivocado del que germina un diálogo.

No hay nada que hacer, tal vez seamos ancianos pero para nosotras, señoras, las circunstancias aún hacen que el encuentro se realice. PD: Olvídate que con un “me gusta” debajo de nuestras fotos es suficiente.

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