En la opresiva Realidad, la historia de un denunciante se desarrolla con inquietante eficacia.


Sydney Sweeney en ‘Reality’ de Tina Satter.

Las películas sobre denunciantes a menudo giran en torno a un dilema clásico: ¿el denunciante es un héroe o un criminal? Al infringir la ley, el denunciante a menudo cumple una función crucial: compartir conocimientos con el mundo exterior que exponen una realidad dolorosa, a veces incluso criminal.

La historia de Reality Winner encaja perfectamente en esa zona gris entre infringir la ley y la justicia. Como empleado del servicio de seguridad estadounidense NSA, Winner filtró a la prensa en 2017 documentos secretos que demostraban que Rusia había interferido activamente en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016. Winner expuso así graves grietas en los cimientos de la democracia, pero finalmente pagó (solo). el precio de años de prisión.

Sobre el Autor
Alex Mazereeuw escribe para de Volkskrant sobre televisión y cine y es crítico de televisión una vez cada cinco semanas.

Winner explicaría más tarde que toda la situación había sido bastante traumatizante, especialmente el día en que apareció el FBI con una orden de registro. Las horas de interrogatorio que siguieron se grabaron en audio y la transcripción (pública) volvió a constituir la base de la película. Realidad de la directora debutante Tina Satter, quien anteriormente representó la historia en una obra de teatro. Satter aporta esta forma teatral minimalista a su película, que se basa casi palabra por palabra en la transcripción del FBI y tiene lugar en gran medida dentro y alrededor de la casa de Winner.

Este enfoque minimalista encaja perfectamente con la sensación claustrofóbica que Winner (Sydney Sweeney, conocida por la serie de HBO El loto blanco y Euforia) experimenta desde el momento en que ve a los agentes del FBI (interpretados por Josh Hamilton y Marchánt Davis) en su puerta. Tienen una orden de registro porque Winner puede haber «manejado mal información clasificada». Según los agentes, la cooperación es «voluntaria», pero Winner también sabe que a partir de ese momento no tendrá adónde ir. Al principio, los oficiales todavía parecen amigables, pero en la angustiosa hora que sigue, Winner se ve arrinconado aún más por un criminal, sorprendentemente capturado en la amenazante diferencia de altura entre los oficiales y la pequeña Sweeney.

Lo que sigue es una confesión en cámara lenta, en la que las (¿buenas?) intenciones de Winner son cada vez más aplastadas por la fría letra de la ley. Realidad No es un thriller del gato y el ratón, sino más bien un thriller en el que el ratón sabe desde el principio que ha perdido. Deje que la excelente Sweeney resalte ese hecho opresivo con sus ojos grandes y penetrantes y su expresión impotente. Winner parece no tener ninguna posibilidad contra los guardianes del sistema, para quienes esta joven es considerada brevemente como el enemigo público número uno durante el registro domiciliario. No importa cuán puras fueran sus intenciones, incluso en su pequeña casa la ley es una amenaza ineludible.

Realidad

Drama

★★★★☆

Dirigida por Tina Satter

Con Sydney Sweeney, Josh Hamilton y Marchant Davis

85 minutos, en 36 salas.



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