Querida Iónica,
La semana pasada un amigo se quitó la vida. Nos conocíamos desde hacía 25 años. No teníamos un grupo de amigos en común y no íbamos a las fiestas del otro. Sin embargo, nuestra amistad permaneció intacta a lo largo de los años. Cada vez que nos volvimos a ver, siempre fue sin esfuerzo. Hicimos chistes nerds y hablamos de grandes libros, planes descabellados, música oscura y grandes sentimientos. En ocasiones desaparecía del radar por un tiempo, pero siempre reaparecía. Ahora se ha ido para siempre y me pregunto qué tan bien lo conocía. ¿Cuánto dolor y soledad debió haber sentido?
¿Debería siquiera escribir una columna sobre esto? ‘Todo es material’ fue el lema de la periodista Nora Ephron. Pero no creo en eso, los amigos son más importantes que lo material. Sólo que no puedo escribir sobre nada más esta semana. Vete a la mierda con todas esas matemáticas y números. ¿De qué te sirve en tu dolor? (Y, por el amor de Dios, no pretendas tener poderes superiores; el único poder que siento es impotencia).
Sobre el Autor
Ionica Smeets es profesora de comunicación científica en la Universidad de Leiden. Es matemática y escribe columnas desde 2009. de Volkskrant. Los columnistas tienen la libertad de expresar sus opiniones y no tienen que adherirse a reglas periodísticas de objetividad. Lea nuestras pautas aquí.
Y todavía, y todavía. Incluso cuando pienso en la muerte, lo hago en matemáticas y números. El cuerpo de mi amigo estaba formado por unos siete mil billones de átomos. Todos esos átomos se reutilizan infinitamente y regresarán en todo. En el pelo de un gato, en la tinta de una página; mi amigo estará en todas partes.
Cuando nos conocimos hace 25 años, estaba enamorado de él. Gödel, Escher, Bach por Douglas Hofstadter. Había leído como máximo la mitad y entendía mucho menos. Pero últimamente sigo pensando en los diálogos entre Aquiles y la tortuga, en las paradojas de Zenón. El veloz Aquiles corre una carrera contra la tortuga. Le da una ventaja a su lento oponente. Tan pronto como Aquiles llega al punto de partida de la tortuga, ésta ya ha avanzado un poco más. Y cuando Aquiles llega un poco más tarde, la tortuga ya se ha alejado un poco más. De esta forma la tortuga siempre mantendrá una ventaja sobre Aquiles.
Como estudiante, esta paradoja me pareció tan fascinante como irritante. Un niño podía ver que nada estaba bien y con las matemáticas adecuadas se podía demostrar que Aquiles superó sin esfuerzo a la tortuga. Pero filosóficamente era una idea muy interesante. Ahora me pregunto si no es una metáfora perfecta de las amistades. Cómo siempre queda una distancia insalvable entre dos personas, sin importar lo cerca que estén el uno del otro. Simplemente no sé si mi amigo era la tortuga o Aquiles. ¿Era él el que siempre estaba solo por delante? ¿O el que nunca pudo alcanzarlo?
¿Debería haber mirado atrás? ¿O debería correr más rápido?
¿Cómo lidio con la impotencia y la tristeza?
Ionica Smeets, Leiden
Querida Iónica,
No lo sé. No lo sé.
jónica
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