En el caso Pogba, se necesitan nuevas reglas para proteger también a las empresas

A la larga, la erosión de los ingresos puede socavar los cimientos del club, el juguete correría el riesgo de romperse. Por lo tanto, sería conveniente diseñar e implementar un sistema normativo que regule también la disciplina de los accidentes.

Daño tras daño: Paul Pogba termina una temporada que nunca despegó temprano, la Juve cuenta con otras pérdidas. El jugador es el primero que sufre, los bianconeri se resignan a la larga ausencia y a la inversión que hasta ahora ha fracasado. Pogba ya se había perdido 100 partidos en sus cinco años en el United, su bis en Turín fue muy similar. Sin embargo, no renunciará a un euro de salario. Sucede, pero ¿puede ser normal? No, porque además de las repercusiones a nivel deportivo también hay unas implicaciones económicas evidentes, más pesadas con un sueldo de ocho millones al año más primas.

Redondo

En el pasado hay quienes se han visto obligados, ante una ausencia prolongada por dolencias físicas, a renunciar parcial o totalmente a su salario. Fernando Redondo asombró a todos en la 2000-01, cuando pidió y consiguió del Milan que no le pagaran hasta el día de su regreso a las canchas en la 2002-03. La historia se recuerda precisamente porque es excepcional: no parece que haya habido otros casos similares. Ni siquiera Pogba escapa a la regla: no se detengan las transferencias electrónicas. Tampoco podemos esperar quién sabe qué elección espontánea por parte de los asalariados regulares. Los contratos están blindados y no se pueden discutir, sigan así. En lugar de resignarse tras el clásico “No se puede hacer nada”, sería mejor, en interés general de los propios clubes y en consecuencia de los jugadores, intervenir con reglas efectivas.

Impacto

La ecuación es muy simple, no bizarra: cuantas más pérdidas hay, como por ejemplo en el caso de Pogba, cuanto más sufren los presupuestos, más difícil se vuelve garantizar salarios adecuados. En un fútbol que hay que hacer cada vez más sostenible, sería justo limitar al mínimo las repercusiones en todos los frentes, incluso de variables negativas como la falta de rendimiento de un deportista profesional. A la larga, la erosión de los ingresos puede socavar los cimientos del club, el juguete correría el riesgo de romperse. Por lo tanto, sería conveniente diseñar e implementar un sistema normativo que regule también la disciplina de los accidentes. En lugar de confiar en la improvisación, es mejor equiparse en la fase de prevención, como en los sistemas modelo. Nunca será demasiado tarde.



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