Aún no está claro por qué la víctima no se limitó a trabajar en el compresor. Según el inspector laboral Jeroen Lorré, es muy poco probable que el becario hubiera abierto solo la caja eléctrica. Se sugirió que, después de todo, es posible que al joven se le hubiera asignado esa tarea. Por otra parte, la auditoría laboral encontró varias omisiones, como la falta de un análisis de riesgo para los aprendices. “A ese muchacho simplemente no se le permitió realizar esos trabajos solo”, dijo.
La defensa no cuestionó el asesinato accidental, pero hizo algunos comentarios. Por ejemplo, la maestra Sara Torrekens destacó que el encargo del aprendiz no tenía nada que ver con la caja eléctrica en cuestión. Según la defensa, todo pudo haberse basado en un malentendido, por lo que la víctima pudo haber malinterpretado el encargo. También se señaló que desde entonces la empresa chocolatera ha desarrollado un plan de acción para centrarse aún más en la seguridad. La defensa propuso una suspensión de la pena.