Quinientos participantes y multitud de historias y emociones en De Kuil en Prinsenbeek el domingo. Después de todo, cada visitante está aquí por una razón. El minuto de silencio previo a Swim to Fight Cancer es conmovedor y conmovedor, las primeras lágrimas se muestran cuando la banda Lace hace una versión de ‘Memories’, de Maroon 5. Y luego la natación aún no ha comenzado.
No hay puerto de Breda este año, sino De Kuil en Prinsenbeek. Al igual que el año pasado. Luego por la seguridad de la corona, ahora porque el agua en el centro de la ciudad contiene demasiadas algas verdeazuladas.
El segundo teniente de alcalde Arjen van Drunen espera que el centro vuelva a ser ‘normal’ el próximo año, dice desde el escenario principal. Porque ese es un lugar mágico, que se adapta a un evento como este. Pero quizás la magia aquí en De Kuil sea aún mayor. Sin transeúntes casuales, sin compradores, solo participantes, familiares, amigos, voluntarios, organización.
Eso comienza con la hermosa entrada; los visitantes son recibidos por una larga alfombra azul. Las instalaciones están aquí, la sensación está aquí, tu propia fiesta está aquí. El cáncer es la razón mayoritariamente secundaria de la presencia de todos; la razón principal es nadar aquí. estar juntos. Para celebrar la vida. La diversión.
La Breda Olga Ostendorf a veces siente que las emociones son altas, hoy, pero es combativa. “Hace veinte años, mi madre murió de cáncer. Pasó de estar perfectamente sana a morir en doce semanas. Entonces la gente sabía mucho menos que ahora. Una amiga mía está en un proceso. Y esta semana escuchamos que dos tíos y un tía tiene cáncer. Por separado, poco después uno del otro. Así que recaudé 1600 euros para todos”, dice ella.
Un poco más adelante está Anouk Dogge de Bergen op Zoom. Perdió a su padre por cáncer de páncreas en 2002. “Es muy familiar. Tenemos que hacer algo con esta enfermedad, financiar la investigación. Sobre todo para nuestros hijos, para que puedan afrontar el futuro sin preocupaciones. Que se cronifique. Además, la natación es una nueva pasión, que es bueno combinarla con el apoyo a una buena causa”.
Anne, Nicole, Robyn, Marit y Simone (todas veinteañeras) están aquí la una para la otra. “Mis dos padres han tenido cáncer. Ahora están limpios, pero eso sin duda es una motivación”, explica el primero. “Todos decidimos registrarnos. Después de todo, todos conocemos a alguien con la enfermedad”.
Los primeros nadadores comienzan a las tres y media. Quince simpatizantes y empleados del NAC, que en conjunto recaudaron algo menos de 30.000 euros. Al poco tiempo de estar en el agua llega el exjugador Ralf Seuntjens, quien tiene la enfermedad. Su estandarte Ralf = NOAD ondea en el muelle. Se siente bien, dice. Y quería estar aquí.
Justo antes de la salida, la organizadora Léandra Sprenkels mira a su alrededor con alegría. “Realmente no podría ser mejor. Dice. Te das cuenta de que a la gente le gusta trabajar contra el cáncer, tenemos alrededor de 110 voluntarios caminando”, dice ella. Posteriormente se anunció la recaudación total de Swim to Fight Cancer: 300.723 euros.