Declarar el estado de emergencia, pedir la ayuda de protección civil y firmar un acuerdo con los productores de energía hidroeléctrica para una fuerte ralentización del uso del agua, si no el cese, a favor del uso humano y agrícola.
La gran sed continúa en el norte de Italia, con el cambio climático que está pasando factura. Para moverse son las Regiones que se han reunido con los representantes del Gobierno y verán al jefe de protección civil Fabrizio Curcio para decidir cómo moverse.
Quedarse sin agua para los campos
Hay muchos frentes en los que centrar la atención: el más urgente es el del riego, con muchos cultivos que están llegando a la madurez y que necesitan una gran cantidad de agua. La autoridad de la cuenca del Po ya decidió un recorte del 20% en las extracciones, pero la medida, si las fuertes lluvias no llegan rápidamente, puede no ser suficiente. En Lombardía, el representante de Enel, Giovanni Rocchi, dio la voz de alarma: «El agua para el sector agrícola se está acabando, toda la disponibilidad se ha utilizado para cubrir la necesidad en los próximos 10 días».
También se teme por la disponibilidad de agua potable, escenario que, si las cosas no cambian, se puede presentar en muchas zonas y ante el cual debemos estar preparados. El problema es un problema irregular, que también depende de la salud de las redes y los sistemas de suministro. En estos momentos los principales problemas están en el Piamonte, en la zona de Bérgamo, en los Apeninos de Parma y también en la zona del Delta del Po, donde se suma el problema del agua salada que sube el río por su muy débil caudal.
Protección Civil, que ya está trabajando junto con ministerios, autoridades locales y autoridades de cuenca, definirá los métodos de intervención en los próximos días.