La pasividad que mostró Inglaterra tras el primer gol contra Dinamarca es un fenómeno recurrente para el equipo. En el primer partido del grupo contra Serbia, el primer gol de Jude Bellingham no desató el potencial del equipo, sino que reveló una forma desagradable de fútbol administrativo. Única suerte para los ingleses: Serbia, a diferencia de Dinamarca, no supo capitalizar el letargo descrito por Lineker.
El equipo tiene todas las oportunidades para jugar un fútbol mejor que el que juega actualmente. Porque: Después de la serie de ataques de los ingleses, todos los grandes clubes europeos normalmente se chuparían los dedos. Sólo el actual cuarteto ofensivo inicial, formado por Harry Kane, Jude Bellingham, Phil Foden y Bukayo Saka, tiene un valor de mercado total de 570 millones de euros. Y: Grandes estrellas como Jack Grealish, Marcus Rashford, Jadon Sancho y Raheem Sterling ni siquiera llegaron al equipo final porque la calidad del ataque es muy alta.
Sin embargo, el equipo dirigido por Southgate realiza una actuación decente tras otra. El ensayo general antes del inicio del torneo salió mal. En la derrota por 1-0 en el estadio de Wembley contra Islandia, que ni siquiera se clasificó, el equipo intentó encontrar respuestas en forma de goles después de un déficit inicial, y no pudo encontrarlas. Una señal alarmante de lo que en realidad es una generación inglesa de oro en términos de calidad de jugadores.
Pero al igual que la última generación dorada, la actual corre el riesgo de fracasar. En la década de 2000, Inglaterra tenía varios jugadores de talla mundial en sus filas. Entre ellos se encontraban, entre otros, Frank Lampard, Steven Gerrard, Wayne Rooney, Rio Ferdinand, John Terry y, por último, pero no menos importante, el eclipsado David Beckham. Pero ni siquiera estas estrellas lograron ganar un título para su nación como grupo.