Francia regresa a sus cuartos después del partido de octavos de final de la Eurocopa contra Bélgica. Para el viaje de regreso no habría sido necesario ningún vuelo.
Desde el estadio de Düsseldorf hasta Bad Lippspringe, en Westfalia Oriental, hay unos 180 kilómetros. Los conductores deben planificar entre dos y dos horas y media, dependiendo de la situación del tráfico.
Después del partido de octavos de final de la Eurocopa contra Bélgica el lunes, la selección francesa decidió tomar un vuelo de Düsseldorf a Paderborn y luego un viaje en autobús. ¿El ahorro de tiempo? Pequeña cantidad. ¿La ventaja en términos de regeneración? Apenas disponible.
El “Équipe Tricolore”, como también se llama a la selección de Francia, no es el único ejemplo negativo de esta Eurocopa. La selección turca voló de Hannover a Hamburgo, las esposas de los jugadores ingleses volaron de Colonia a Erfurt en seis aviones privados.
El clima juega un papel secundario para algunos de los participantes en esta Eurocopa. El fútbol demuestra una vez más que no se preocupa por el medio ambiente.
El gobierno federal había decidido “que esta Eurocopa debería ser la más sostenible hasta la fecha”. Sin embargo, los ejemplos mencionados no son particularmente sostenibles.
El problema: la Eurocopa es un ejemplo para el fútbol en su conjunto. En la vida cotidiana, los vuelos cortos están a la orden del día. Cuando Kylian Mbappé y su entonces entrenador Christophe Galtier no viajaron en tren de París a Nantes (duración: dos horas y media) mientras trabajaban en el Paris Saint-Germain en otoño de 2022 y les preguntaron al respecto, Mbappé se limitó a reírse de la pregunta. .
Un año después, el entrenador del Manchester City, Pep Guardiola, estaba enojado porque su equipo tuvo que tomar el autobús de regreso desde Newcastle y no le permitieron volar. El viaje de casi tres horas molestó al entrenador.
Un vuelo es comprensible en viajes más largos; el tiempo de regeneración de los jugadores es inmensamente importante en tiempos de un número cada vez mayor de partidos por temporada. Pero el clima y las consecuencias de vuelos tan cortos no son irrelevantes. El fútbol debe por fin tomar conciencia de su responsabilidad y de su carácter modélico. Esto también se aplica después del pitido final.