Después de los reveses relacionados con el intento de adquirir Twitter, el jefe de Tesla ahora ha visto revocadas casi 900 millones de dólares en subvenciones del gobierno federal de EE. UU., originalmente otorgadas a la compañía aeroespacial SpaceX para desarrollar la infraestructura satelital Starlink.
Los dolores de cabeza de Elon Musk no parecen terminar. La fallida subida a Twitter y las consiguientes escaramuzas legales, los problemas con las autoridades americanas en el Autopilot de Tesla, las fuertes inversiones en nuevas fábricas en Texas y Alemania acompañadas de una ralentización de la facturación (aunque los beneficios son muy superiores a los de hace un año). Y ahora incluso la costilla espacial del multimillonario estadounidense nacido en Sudáfrica se ha topado con un revés: la revocación de algunas contribuciones federales a SpaceX.
A principios de julio, la Autoridad Federal de Comunicaciones (FCC) de EE. UU. aprobó el uso de la red satelital Starlink, propiedad de SpaceX, para conectar aviones, vehículos terrestres y navales. El sistema en construcción tiene como objetivo general la creación de una red para la conexión global a internet de alta velocidad y baja latencia. La inversión hizo uso de una subvención del gobierno, garantizada en diciembre de 2021, equivalente a 885 millones de dólares. Recién el 10 de agosto se lanzó un cohete Falcon para poner en órbita 52 de estos satélites. Pero el mismo día, la FCC anunció la revocación de estos préstamos. La autoridad federal se negó a otorgar la subvención porque Starlink “no pudo demostrar que podía brindar el servicio prometido”.