“Cada vez que íbamos al hospital durante mi embarazo con Pippi, a mi marido ya mí nos preguntaban si estábamos seguros de que no queríamos interrumpir el embarazo, que está permitido hasta las 24 semanas. Un protocolo estándar, pero no me gustaba. Habíamos hecho nuestra elección justo después de escuchar que nuestro bebé tenía plumón, y lo respaldamos con todo nuestro corazón. Pippi sería muy bienvenida en nuestra familia, ya teníamos cinco hijos juntos. El parto fue terriblemente emocionante, el síndrome de Down también conlleva un mayor riesgo de anomalías físicas. Toda una fila de pediatras y una incubadora estaban listos. Pippi nació y era hermosa.
Casi dos años después, Pippi ahora tiene un año y medio, ella solo ha enriquecido a nuestra familia y nuestras vidas, es muy dulce y siempre alegre. Sus hermanos la adoran, al igual que sus amigos que vienen de visita aquí. Nunca me arrepentí de nuestra decisión ni por un segundo. Como no tenemos ninguna expectativa de Pippi, la disfrutamos especialmente. Todo lo que de repente resulta ser capaz de hacer es una pequeña fiesta. Ahora hemos hecho un libro infantil con toda la familia, con Pippi como fuente de inspiración: un síndrome. Con el libro queremos mostrarles a los niños que todos somos diferentes y que eso es hermoso”.