En la final, el cabezazo ganador de Kayode en el minuto 19 ante los lusitanos que nos arrollaban 5-1 en el grupo decidió
No más finales perdidas, entre clubes y selecciones: una pincelada de azul tiñe el cielo de Malta, donde la Italia de Alberto Bollini triunfa en el Europeo sub-19 al vencer a Portugal (1-0). El gol de Kayode en la primera parte fue decisivo, para desbloquear un partido interpretado a la perfección: primera parte de dominio, segunda de orden y sufrimiento fisiológico. Hasta la merecida alegría. Así la copa vuelve a Roma 20 años después: en 2003 fue Italia dirigida por Paolo Berrettini quien superó a los portugueses en Vaduz, con Chiellini, Aquilani y Pazzini en el campo. Desde entonces, las derrotas ante Alemania (2008), Francia (2016) y de nuevo Portugal (2018), racha negativa interrumpida con fuerza por un grupo que corría el riesgo de no llegar a la fase final. Pero luego, una vez que se encontró en el grupo maltés, se convirtió en equipo y decidió no irse de vacaciones. Si no con la medalla de oro al cuello.
continuidad
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Bollini no cambia la puesta a punto que resultó acertada ante España: la defensa es la misma con los primos Dellavalle en el centro y los laterales en su pie natural, Ndour (regresando de sanción) ocupa el lugar de Pisilli en un centro del campo que todavía ve a Hasa como centrocampista, Kayode se confirma como lateral táctico en el tridente ofensivo. El primer anillo llega de una Italia brillante, que no tiene el mono del 5-1 que le propinaron los portugueses solo 10 días antes en el grupo: tras el 8′ Centro de Missori para Esposito, bueno escondiéndose detrás del defensa pero menos en encontrar el desvío correcto. El 4-3-3 de Bollini es agresivo en la presión en la primera jugada -determinando el sentido del equilibrio de Faticanti, de abajo hacia arriba- y fluido cuando tenemos el balón: Hasa tiene licencia para asaltar el área, incursiones muchas veces dictadas por Espósito que quita referencias retirándose como mediapunta defensivo. Por puntos, la ventaja es merecida y llega tras el 18′, en una de las muchas novedades desde la cadena izquierda: el propio Hasa -en su cuarta asistencia de su Eurocopa- mete por tercera vez un gran balón desde la izquierda de Kayode , que cabecea las manos al portero Gonçalo Ribeiro. El premio a la extraordinaria trayectoria de crecimiento del extremo de la Fiorentina, que jugó de forma rentable en los tres departamentos en cinco partidos. Mediada la primera mitad, Portugal se encontraba abajo por un gol y con dos tarjetas amarillas, por faltas cometidas tras perder el balón (el base Nuno Félix nunca está libre para recibir). Señal concreta de un plan de juego azul que funciona. Hasa, ilegible en sus movimientos, intenta dos veces más desde el borde, calentando un pie derecho siempre venenoso. Llegamos al descanso sin que Mastrantonio haya corrido ningún riesgo real, ante un equipo con 14 goles marcados en 5 partidos.
sacrificio
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Milheiro rediseñó Portugal al inicio de la segunda parte, con la entrada de Fernandes y Prioste en lugar de Justo y Marques. Los efectos parecen positivos, pero sigue siendo Italia la que está cerca de doblar la ventaja: gran jugada de Vignato, que llega un poco descargado tras el habitual bola y cadena de muchos metros. Por otro lado, tras una pérdida de Ndour, Gustavo Sà recibió un disparo desde la frontal que pegó en la silueta de un defensa azzurro. Empezamos a conceder algo, sería impensable no hacerlo en el 90′: al cabezazo del nuevo suplente Fernandes, que se le escapó Regonesi, Mastrantonio respondió instintivamente negándole el gol del empate. Bollini olfatea el aire y decide cambiar: Ndour -no brillante a nivel físico y con el peso de una tarjeta amarilla sobre los hombros- deja sitio a Lipani. Italia sabe apretar los dientes, se acostumbra al nuevo tipo de juego y se reinicia lo antes posible: Esposito es señalado con un fuera de juego muy dudoso en un revés, Lipani marca en la refutación pero ya todo estaba parado. La ventaja sigue siendo estrecha, también porque Vignato no logra doble cara a cara con Gonçalo Ribeiro (gran parada). Entramos así en el último cuarto de hora de sufrimiento, en el que Bollini afianza sus amarras al ordenar la defensa a cinco. Para alejar los peligros, también barre, sin demasiados problemas. Así es. La emoción está en la última volea de Herculano: recién salido y un suspiro de alivio, en plena recuperación. Somos campeones de Europa, apenas unas semanas después de perder la final del Mundial Sub-20. A pesar de la decepción de la Sub-21, queda un hermoso verano azul.
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