El año pasado, el supervisor recibió 1.050 informes. Se trataba de quejas de ciudadanos que pensaban que una cámara privada como un timbre inteligente del barrio grababa más de lo permitido. Un año antes todavía había ochocientos informes.
La autoridad holandesa de protección de datos supone que cada vez a más personas les molestan las cámaras privadas, porque aparecen cada vez con más frecuencia. En 2023, según el investigador de mercado Multiscope, habrá 1,2 millones de timbres con cámara en los Países Bajos. Eso fue menos que los 640.000 de 2021. “La gente se siente observada cuando camina por la calle”, dice el regulador.
Un timbre inteligente no puede filmar espacios públicos ni pertenencias de otras personas. Si las personas sospechan que una cámara está filmando más de lo permitido, pueden acudir al supervisor. Pero no tiene la capacidad de hacer cumplir en todos los casos.
“En la mayoría de las denuncias, la gente puede llegar a un acuerdo entre sí”, afirma el portavoz. “Por ejemplo, configurando la cámara de forma diferente para que cumpla con los requisitos”.
A veces el supervisor envía una carta para explicar nuevamente las reglas. En casos extremos, la gente puede acudir a los tribunales.