“El teniente coronel ruso mató a sus propios soldados porque estaban gravemente heridos”

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“Nuestros propios heridos son asesinados con frialdad”, dice un primer soldado. “Un joven estaba tirado en el suelo y le preguntaron si todavía podía caminar. No, fue la respuesta. Entonces el comandante sacó su arma y le disparó”.

“Pero no se detuvo con esa única víctima. Cuatro o cinco personas encontraron su fin de esa manera. Todos todavía jóvenes”, dijo un segundo soldado.

“Podrían haberse salvado si hubieran recibido ayuda en alguna parte. Pero él simplemente los mató”, agregó un tercero.

El quinteto hizo las declaraciones a Zolkin, un bloguero ucraniano que ya ha realizado cientos de entrevistas de este tipo. Su papel es controvertido: para algunos expone la verdad, para otros viola la Convención de Ginebra al exhibir prisioneros de guerra.

“Solo tienes que creer los hechos”, dijo el propio Zolkin a ‘The Guardian’. “Rusia está poniendo una cortina de humo, estamos jugando cartas abiertas con nuestras fotos y videos. ¿No nos estamos burlando de los soldados de esta manera? Simplemente lloran y nos agradecen por lo que hacemos. Dejamos que llamen a casa, eso me parece un acto humanitario”.

La iniciativa surgió de la frustración porque al pueblo ruso no se le dijo la verdad sobre la guerra. Al mismo tiempo, Zolkin notó que muchos familiares y amigos de los soldados rusos querían saber a través de un canal de Telegram qué le había pasado a su ser querido. Con la ayuda de Victor Andrusiv, un amigo que es asesor del Ministerio del Interior, comenzó a llamar a sus madres. Esas conversaciones también fueron filmadas.

Sin embargo, después de tres días, Zolkin notó un cambio. “Las madres solo dieron respuestas estándar. ‘No nos interesa la política. No sabemos nada”, decía constantemente. Así que fueron presionados por el servicio secreto ruso”.

Zolkin luego quiso que los soldados llamaran a sus madres ellos mismos. Después del permiso del gobierno, Pavel Kravchenko fue el primero en actuar el 18 de marzo. Dejó en claro que había entrado en una guerra sin darse cuenta.

“Íbamos en un convoy”, dijo. “Cuando cruzamos la frontera, le preguntamos a nuestro comandante cuál era la intención. “No hagas preguntas innecesarias”, respondió. De repente estábamos rodeados. Ni siquiera tuvimos la oportunidad de contraatacar. Nuestros tanques fueron destruidos y nos rendimos inmediatamente. No quería morir, quería vivir”.

Zolkin ahora entrevista a unos diez prisioneros de guerra rusos al día. Primero declaran que están conduciendo la conversación por su propia voluntad, luego explican más sobre sus antecedentes militares y las circunstancias en las que fueron encarcelados. Sin embargo, no todo es retransmisión. YouTube también bloquea algunos videos si no está lo suficientemente claro si hubo alguna forma de coerción involucrada.

“En el 80 por ciento de los casos, tengo niños frente a mí”, concluye Zolkin. “Algunos ni siquiera han tenido un arma en sus manos. No los trato con agresividad, aunque a veces es difícil. Niños ucranianos inocentes continúan muriendo”.

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