En 1999, “El proyecto de la bruja de Blair” inició el auge de un enfoque narrativo basado en la creencia sugerida de “metraje encontrado” y la venta de un largometraje como un documental de directores aficionados que se presenta sin cambios. El horror de las imágenes encontradas puede resultar aterrador cuando la pseudoautenticidad parece auténtica.
Esto ya lo demostró “Cannibal Holocaust” de Ruggero Deodato de 1980, en el que la “película” de un equipo que quería filmar un documental sobre caníbales en la selva es “encontrada” y devorada, capturada en esta misma “película”.
Tráiler – “El proyecto de la bruja de Blair”:
Para “El proyecto de la bruja de Blair” de 1999, los directores novatos Myrick y Sánchez aprovecharon todas las incertidumbres y ambigüedades sobre la joven World Wide Web para iniciar una campaña publicitaria viral para acompañar su película, que se centraba en la desaparición de tres estudiantes en el Woods de Maryland para localizar a la “Bruja de Blair” y quien fue presentada como reporte de persona desaparecida.
Un golpe brillante: hace 25 años ningún internauta estaba entrenado en noticias falsas. Parecía creíble que estas tres personas existieran.
Saltar de susto no es necesario
Casi todas las mitologías establecidas en el cine de terror siguen esta ley: se niega lo sobrenatural y se sitúa el mal en las acciones humanas. El shock para los protagonistas es aún mayor cuando se encuentran cara a cara con el monstruo real.
“El proyecto de la bruja de Blair” adopta espectacularmente el enfoque opuesto. Los aventureros, aterrorizados por los ruidos nocturnos, descubren su creencia en la bruja, sólo para acabar con un asesino terrenal. Todo ello sin un solo susto. Prepara sus asesinatos con rituales, colocando manojos de ramas delante de sus tiendas, en el mismo año de cine que David Lynch, que filosofaba sobre la fuerte resistencia de las ramas atadas en “The Straight Story”. Esta gran caja contiene finales alternativos y escenas eliminadas. (Películas de segunda vista).