El primer ministro portugués, António Costa, sumido en una crisis de corrupción


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El primer ministro portugués, António Costa, se vio sumido en una crisis el martes cuando los fiscales emitieron órdenes de arresto y allanaron edificios gubernamentales en una investigación de corrupción que llegó a su círculo más cercano.

Los fiscales dijeron que iban a convertir al ministro de infraestructura, João Galamba, en sospechoso formal mientras investigan posibles delitos de corrupción, malversación y tráfico de influencias entre titulares de cargos públicos.

Dijeron que habían emitido una orden de arresto contra Vítor Escária, jefe de gabinete y confidente cercano de Costa, y registraron su oficina mientras realizaban un total de 43 allanamientos.

El anuncio provocó inmediatamente llamamientos de la oposición de derecha para que dimitiera Costa, un socialista que está en el poder desde 2015.

Los fiscales dijeron que las posibles irregularidades estaban relacionadas con varias empresas comerciales de alto perfil, incluidos proyectos de litio que eran fundamentales tanto para los planes económicos a largo plazo de Portugal como para el suministro de materia prima para la industria europea de vehículos eléctricos.

Dijeron que en el curso de sus investigaciones los sospechosos habían invocado el “nombre y la autoridad” del primer ministro y presuntas intervenciones que había realizado para “desbloquear los procedimientos”.

Cuando surgió la noticia, Costa hizo dos viajes para reunirse con el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, ex líder de la oposición socialdemócrata, que tiene el poder de disolver el parlamento y convocar elecciones generales.

Otros proyectos en investigación son una planta de producción de hidrógeno y la construcción de un centro de datos, ambos en la localidad de Sines. Los fiscales también emitieron órdenes de arresto contra el alcalde de Sines y dos directores de una empresa involucrada en el centro de datos.

Rui Rocha, líder de Iniciativa Liberal, un pequeño partido de oposición de derecha, dijo que Portugal estaba «sumergido en podredumbre» y pidió al presidente que disolviera el parlamento si Costa no renunciaba.

“Lo que sería normal en un país donde funcionan las instituciones sería [for the prime minister] concluir que no puede continuar en el cargo”, dijo.

Costa fue reelegido con mayoría absoluta en 2022. Pero desde entonces su gobierno se ha visto perseguido por acusaciones de mala gestión y corrupción que han llevado a varios ministros y altos funcionarios a dejar sus cargos.

Uno de los casos más sonados fue el pago de una indemnización irregular a un ex miembro de la junta directiva de TAP Air Portugal, una aerolínea de propiedad estatal, que provocó la salida del ministro de infraestructura y del director ejecutivo de la compañía, entre otros.



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