El XX Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh) que finalizó el sábado 22 de octubre formalizó la obtención de un tercer mandato para Xi Jinping, actual presidente de la República Popular China. Gracias a una enmienda constitucional que data de 2021, ahora está autorizado a dirigir el país por cinco años más y a llevar a cabo “su pensamiento”, en particular en el sector de la tecnología.
Una decisión política, consecuencias económicas
Los mercados financieros reaccionaron rápidamente a esta sacudida política, lo que provocó que los precios de las acciones de los gigantes tecnológicos chinos cayeran significativamente. Así, Alibaba y Tencent cayeron casi un 11 % en comparación con su valor previo a la conferencia, mientras que Baidu cayó un 12 %. Un récord: el jugador de comercio electrónico Pinduoduo registró una caída de más del 24%.
Este pánico es el resultado de una incertidumbre compartida por empresas e inversores sobre la política tecnológica de Xi Jinping. Durante estos dos mandatos anteriores, el presidente chino osciló entre dejar ir y medidas restrictivas, como la detención del empresario Jack Ma y la suspensión de la salida a bolsa de Ant Group. La estrategia de covid cero querida por Xi Jinping también ha tenido un impacto negativo en el crecimiento de BATX. Y la renovación del Politburó marcada por la entronización de miembros leales no presagia un cuestionamiento de la línea política dictada por el estadista.
El salto tecnológico chino
Sin embargo, el líder chino quiere hacer de la tecnología una piedra angular del desarrollo económico de su país. El 16 de octubre, durante el discurso inaugural del Congreso, este último recordó su deseo de alcanzar la “autonomía tecnológica. Tales ambiciones resuenan, en un contexto de conflicto económico con Estados Unidos, conscientes del deslumbrante progreso de su competidor asiático.
La tecnología aparece así como una palanca de poder en el escenario internacional, para una China que quiere competir con Occidente. El futuro tecnológico de China, por tanto, sigue siendo incierto, entre la rigidez y el apoyo estatal.