El renombrado pastelero Piet Taselaar murió de un paro cardíaco el pasado fin de semana en la cocina de un restaurante de dos estrellas en el pueblo de Reijmerstok, en Limburgo. El restaurante abrió esa misma noche y posteriormente fue bombardeado con reacciones negativas en las redes sociales, para horror de sus colegas. Pieter no hubiera querido otra cosa.
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