“El vino, como la tierra y las habilidades agrícolas, son regalos de Dios, pero el Creador nos los ha confiado porque con nuestra sensibilidad y nuestra honestidad hacemos de ellos, como dice la Escritura, una verdadera fuente de alegría para el corazón del hombre” . Es uno de los pasajes clave del discurso que el Papa Bergoglio pronunció hoy en una audiencia privada con el mundo del vino, con decenas de las principales bodegas italianas de cada región (se vislumbraron entre otros Vittorio Moretti, los venecianos Zonin, Tommasi, Tedeschi, Pascua y luego Marchesi di Barolo, Cinelli Colombini, Incisa della Rocchetta, Umani Ronchi, Caprai, Mastroberardino hasta las sicilianas Donnafugata y Planeta, así como las asociaciones Federvini y Unione italiana vini) organizadas por la Curia de Verona junto con Vinitaly (alcalde También estuvo presente el de Verona, Damiano Tommasi). De hecho, el encuentro fue promovido por el arzobispo de Verona Domenico Pompili, ex portavoz de la CEI y obispo de Rieti, que se encontraba en primera fila en el momento del terremoto y, por tanto, estimado por el Papa Francisco.
El saludo de Bergoglio
En su saludo a los productores de vino italianos, Bergoglio también tuvo la oportunidad de bromear al leer el tema del encuentro previsto para la tarde “La economía de Francisco y el mundo del vino italiano”. “Pero éste parece un Papa borracho”, subrayó. Pero inmediatamente volvió a ponerse serio. “En términos del número de empresas implicadas, de la calidad de la producción y del impacto sobre el empleo – añadió el Pontífice – la suya es ciertamente una realidad importante, tanto en el panorama vitivinícola italiano como internacional, y por eso es bueno que se encuentre reflexionando juntos sobre los aspectos éticos y las responsabilidades morales que todo esto conlleva, y que para ello os inspiráis en el Pobrecillo de Asís. Las líneas fundamentales por las que habéis elegido avanzar -atención al medio ambiente, trabajo y hábitos de consumo saludables- indican una actitud centrada en el respeto, a distintos niveles. Y el respeto, en vuestro trabajo, es ciertamente fundamental: para un producto de calidad, de hecho, no basta con la aplicación de técnicas industriales y de lógicas comerciales; la tierra, la vid, el cultivo, la fermentación y los procesos de maduración requieren constancia, requieren atención y requieren paciencia”.
Consistencia y paciencia
El Papa Francisco se centró en particular en la constancia y la paciencia necesarias para quienes cultivan la tierra y recordó algunos pasajes de las Sagradas Escrituras. “Me viene a la mente la Carta de Santiago – añadió – que dice: ‘Mirad al labrador: espera con constancia el fruto precioso de la tierra, hasta que haya recibido las primeras y las últimas lluvias’ (Santiago 5,7). Y pienso sobre todo en Jesús, que, en la última imagen que deja a sus discípulos, habla del Padre como de un labrador, que cuida la vid, podándola y haciendo así que dé buenos frutos (cf. Juan 15: dieciséis). El respeto, la constancia, la capacidad de podar para dar fruto son mensajes preciosos para el alma, que se aprenden bien de los ritmos de la naturaleza, de las vides y de la elaboración. Se trata de un número infinito de competencias, sólo parcialmente transmisibles de manera técnica, “escolar”, a menudo vinculadas al intercambio de conocimientos prácticos y de vida, a experiencias específicas que deben adquirirse en el terreno, de manera mucho más rentable cuanto más cuanto más nos dejamos implicar en la dimensión humana de lo que hacemos”. Pero el respeto y la humanidad son valores decisivos tanto en el uso de la tierra como en la gestión del trabajo, de las personas y en el consumo (responsable) de productos, “para ayudar a madurar – repitió el Papa Francisco – a nivel de las personas y de las empresas, esa capacidad de autotrascendencia, rompiendo la conciencia aislada y la autorreferencialidad, que hace posible todo cuidado por los demás y por el medio ambiente, considerando por tanto la impacto causado por cada acción y cada decisión personal fuera de uno mismo.”
El presidente de Veronafiere
“La audiencia en la que participamos – comentó el presidente de Veronafiere, Federico Bricolo – representa un evento de extraordinaria importancia para Veronafiere que, a través de Vinitaly, involucra a los principales protagonistas de un sector que expresa más que otros un fuerte vínculo con nuestros orígenes culturales. Como nos recordó el Papa Francisco, rendimos homenaje al vino como don de Dios, símbolo de la tradición y de un sistema económico social y ambientalmente sostenible, todo en nombre de la convivencia que une”.