El Papa en el Campidoglio: «Roma debe estar al servicio de los últimos»


El espíritu universal de Roma debe estar «al servicio de la caridad, al servicio de la acogida y de la hospitalidad. Que los peregrinos, los turistas, los inmigrantes, los que se encuentran en graves dificultades, los más pobres, los solitarios, los enfermos, los presos, los excluidos, sean los testigos más fieles de este espíritu. Por eso he decidido abrir una puerta santa en una prisión», afirmó Francisco en su discurso pronunciado en la sala del consejo del Capitolio: su anterior visita se remonta a 2019. «Que testimonien que la autoridad es plenamente tal cuando se pone a sí misma en al servicio de todos, cuando utiliza su poder legítimo para satisfacer las necesidades de los ciudadanos y, en particular, de los más débiles, de los últimos. Que Roma siga mostrando su verdadero rostro, un rostro acogedor, hospitalario, generoso, noble», dijo el Papa en el Capitolio.

«Corremos el riesgo de ser selectivos a la hora de proteger la dignidad»

El Papa recordó cómo la ciudad de Roma abandonó progresivamente «una institución como la esclavitud, que incluso a muchas mentes cultas y corazones sensibles había parecido un hecho natural y evidente, en modo alguno susceptible de ser abolido. El caso de la esclavitud – subrayó – es un ejemplo muy significativo de que incluso las civilizaciones refinadas pueden presentar elementos culturales tan arraigados en la mentalidad de las personas y de toda la sociedad que ya no se perciben como contrarios a la dignidad del ser humano. . Un hecho que se produce también hoy, cuando, casi inconscientemente, corremos a veces el riesgo de ser selectivos y parciales en la defensa de la dignidad humana, marginando o descartando a determinadas categorías de personas, que acaban encontrándose sin la protección adecuada».

Roma transforma las crisis en oportunidades de desarrollo

El Papa habla del Jubileo de 2025 y subraya que «la enorme afluencia de peregrinos, turistas e inmigrantes a la Ciudad, con todo lo que implica en términos de organización, podría verse como una carga, un peso que frena y dificulta el fluir normal de las cosas. En realidad, todo esto es Roma, su especificidad, única en el mundo, su honor, su gran atracción y su responsabilidad hacia Italia, hacia la Iglesia, hacia la familia humana». Francisco subraya que para la ciudad de Roma «cada uno de sus problemas es la ‘otra cara’ de su grandeza y, de un factor de crisis, puede convertirse en una oportunidad de desarrollo: civil, social, económico, cultural. El inmenso tesoro de cultura e historia ubicado en las colinas de Roma es honor y carga de sus ciudadanos y gobernantes, y espera ser valorado y respetado adecuadamente».

Todos los poderes colaboran

«No olvidemos que el origen de Roma es un renacimiento de las ruinas de Troya. Recordemos esto. Que renazca en todos la conciencia del valor de Roma, del símbolo que representa en todos los continentes; y se confirma, incluso crece – es la esperanza del Papa Francisco – la mutua colaboración efectiva entre todos los poderes que allí residen, para una acción coral y constante, que la hace aún más digna del papel que el destino, o más bien el La Providencia tiene reservado para ella.»

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