El orfebre Henk (55) de Appingedam se traslada a un taller nuevo y más grande. ‘Ese agradecimiento es el mejor regalo’

El negocio del orfebre Henk Peperkamp en Appingedam va muy bien. Se mudará a un edificio más grande. «Cuando los ves derramar una lágrima, sabes que hiciste un buen trabajo».

El taller del orfebre Henk Peperkamp se ha convertido en un año y medio en un nombre muy conocido en Appingedam. El negocio va tan bien que Peperkamp y su esposa Jantina (55) cambiaron el sábado su dirección de Dijkstraat 35 a 37. El edificio histórico tiene un taller más grande y, según Peperkamp, ​​se adapta bien a su profesión artesanal.

¿Cómo te va como orfebre en Appingedam, Henk?

“Van muy bien. Nos hemos superado a nosotros mismos. Calculo que tengo unos mil clientes habituales. Y excursionistas que ven algo en el escaparate de tu tienda. Por cierto, mi esposa es más conocida como pintora que yo. La gente viene regularmente a ver sus pinturas. Pronto volverán a estar colgados en la fragua. En la nueva ubicación, todos entran directamente a nuestra tienda desde el callejón. Temo que esto pueda generar aún más clientes”.

¿Cómo explica su éxito?

«Hay dos razones para esto. En primer lugar, tengo todas las herramientas en casa, ya sean joyas personalizadas o reparaciones. En segundo lugar, la orfebrería es una profesión en extinción en los Países Bajos. Como herrero polivalente, tengo varios clientes. Desde gente que quiere un anillo pequeño hasta joyas por el precio de un coche pequeño. Y en medio del centro de la ciudad estás sentado en la calle, a la vuelta de la esquina, rodeado de gente».

¿Por qué querías mudarte?

“De hecho, esperábamos este lugar hace un año y medio. Todavía podemos entrar jugando a las sillas musicales en Dijkstraat. El nuevo edificio es más espacioso y tiene un aspecto histórico con una hermosa fachada. Y lo más importante: el techo tiene unos seis metros de altura. Esto permite que el calor se disipe mejor cuando estoy derritiendo oro o plata. Un techo alto también significa más espacio en la pared para los cuadros de mi esposa. Aquí estaremos en una buena posición durante los próximos quince años”.

¿Qué hace que tu trabajo sea tan divertido?

“Me da una buena sensación cuando pongo el trabajo de un día en una pieza de joyería, luego la tengo en mis manos y me siento orgulloso de lo que he hecho. Y que es trabajo humano. La gente entra con una pieza de oro o plata que tiene una historia o un recuerdo adjunto. Cuando más tarde vienen a recoger las joyas y derraman una o dos lágrimas, sabes que lo hiciste bien. Ese reconocimiento de los clientes es un gran regalo”.



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