Tras una reunión entre dirección y sindicatos, Telefónica anunció el 4 de diciembre el lanzamiento de un plan social. El histórico operador español prevé despedir a 5.100 empleados…
Tras una reunión entre dirección y sindicatos, Telefónica anunció el 4 de diciembre el lanzamiento de un plan social. El histórico operador español prevé despedir a 5.100 empleados en su país natal, o casi uno de cada tres empleados. La empresa explica que quiere mejorar su rentabilidad y reducir su deuda.
Telefónica vive uno de los periodos más complicados de su historia
Este plan social no debería afectar al resto de filiales del grupo ubicadas en once países, sino sólo a una parte de sus 16.500 empleados españoles. Todas las actividades de la sucursal española de la empresa se ven afectadas. Un comunicado de prensa de la Unión General de Trabajadores (UGT) brindó algunos detalles en torno a esta ola de despidos. Según el sindicato, sólo se verán afectados los empleados nacidos en 1968 o antes y con quince años o más de antigüedad dentro de la empresa.
No es la primera vez que la operadora española busca despedir personal para seguir adelante. Entre 2015 y 2022 se han eliminado más de 12.000 puestos. Sin embargo, este nuevo plan supone la eliminación de muchos más puestos de trabajo de lo habitual. Y con razón, a pesar de la venta de las torres de telecomunicaciones de su filial Telexius a American Power por 7.700 millones de euros, el grupo tiene una deuda de 26.500 millones de euros que debe reabsorber.
La crisis sanitaria vinculada al Covid-19 y la guerra en Ucrania han provocado inflación y un aumento de los tipos de interés. Éstos son los principales motivos de las dificultades del operador ibérico. Si bien la empresa generó más de 8.000 millones de euros de beneficios en 2021, solo obtuvo dos mil millones de euros de beneficio neto al año siguiente, para una facturación de 40.000 millones de euros, apenas 1,5 veces más que su deuda.
Para tomar un segundo aire, Telefónica podrá contar con el grupo Saudi Telecom Company, que se convirtió en su principal accionista el pasado mes de septiembre al recuperar el 9,9% de su capital. La operación, valorada en 2.100 millones de euros, no dejó indiferente al Gobierno español. Advertido a última hora, consideró que ello podría perjudicar los intereses estratégicos del país. Por su parte, Mark Evans, director de estrategia y desarrollo de Telefónica, se mostró encantado con la llegada del mayor operador de Arabia Saudí al capital de su compañía.
Al mismo tiempo, Telefónica se enfrenta a una fuerte competencia en la Península Ibérica. El pasado mes de marzo, la filial española del operador francés Orange anunció su deseo de fusionarse con Masmovil, el cuarto operador español por número de abonados. Las dos compañías, además de Telefónica, están ahora en la agenda de la Comisión Europea, que investiga si una fusión de este tipo podría perjudicar la competencia en el mercado español de las telecomunicaciones. De validarse, Telefónica tendría que afrontar una dificultad adicional en España.