El Mundial lo ganó con el 23. Y ese encuentro tan especial…

23 es el número que Michael Jordan usó seis veces para ganar el título de la NBA; El 23 es el número que llevé al hombro durante catorce temporadas, y serían quince si no lo hubiera encontrado ocupado en el Everton. MJ representa todo para mí: fue mi infancia y mis sábados frente al televisor, cuando aún no existían las plataformas de TV paga. En ese momento en Perugia con Marco Negri no nos perdíamos un partido, mientras que cuando llegué al Inter en 2001, vitoreé como loco a Christian Brocchi para que se fuera y dejara el ’23’ libre. Menos mal que se fue a Milán, yo era el hombre más feliz del mundo. También lo elegí para la selección y en 2006 lo llevé a la cima del mundo, fue la guinda del pastel. Si recuerdas mis objetivos, había algo sobre Air Jordan.

Ese año también tuve el honor de conocerlo en Milán: había preparado muchas camisetas para firmar, pero me dijeron que no era el tipo, así que me presenté con las manos vacías. Fue él quien me dijo: “¿Tienes algo para que te autografíe?”. y desesperadamente respondí que no. Un momento después estaba hablando por teléfono con Nike para conseguirme un zapato firmado antes de que saliera de Italia y todavía lo atesoro hoy. Jordan es historia, cualquier niño todavía a día de hoy sabe quién es, más que Kobe o LeBron, otros dos grandes del baloncesto.

MJ es una estrella planetaria, un líder, una fuerza impulsora que ha permitido que los Bulls ganen lo que ningún otro equipo podrá ganar jamás. Era único a nivel técnico, imbatible en perseverancia, un líder al que he tratado de emular, aunque no sea tan presuntuoso como para compararme con él. Pero quiero agradecerle, por eso estoy pensando seriamente en crear un museo lleno de productos deportivos y recuerdos, algunos de los cuales pertenecieron a los más grandes de la historia.