El misterio de Ettore Majorana, huyendo de sí mismo y de la historia


Sobre Ettore Majorana y su desaparición entre el 26 y el 27 de marzo de 1938, muchos han practicado, en un intento de resolver el misterio de ese viaje en vapor entre Nápoles y Palermo, en el que se pierden las huellas del joven científico. Majorana es uno de los chicos de via Panisperna, el grupo de físicos italianos a los que debemos los primeros descubrimientos fundamentales sobre la energía del átomo, liderados por Enrico Fermi que a finales de ese mismo año recibe el Premio Nobel de física gracias a la identificación «de los nuevos elementos radiactivos producidos por el bombardeo de neutrones y para el descubrimiento de las reacciones nucleares provocadas por los neutrones lentos».

Ettore Majorana (AGF)

La verdad judicial

Justo cuando la amenaza del arma atómica vuelve a estar de actualidad junto con el temor a una escalada de la guerra en Ucrania, y estamos de nuevo discutiendo el gran potencial del uso civil y pacífico de esta energía nuclear para acelerar la descarbonización y superar –en seguridad – dependencia de los combustibles fósiles, Mimmo Gangemi elige la novela para reconstruir las «siete vidas» de Majorana, una de las principales físicas italianas, y no sólo italianas. En «L’atomo inquieto» (Solferino, 311 pag) en librerías desde hace unas semanas, Gangemi defiende la tesis quizás menos bizarra de las muchas formuladas a lo largo de décadas sobre la desaparición de Majorana y adopta en esencia las conclusiones a las que llegó la fiscalía de Roma en 2015 y durante cuatro años investigó la desaparición del científico. Al pedir su sobreseimiento, los magistrados descartaron suicidio u homicidio y también refugiarse en un convento, afirmando que el científico estuvo vivo entre 1955 y 1959 y estuvo en Venezuela, en la ciudad de Valencia, con identidad y apellido falsos. Bini. Conclusiones, éstas, a las que había llegado el fiscal tras analizar una foto en la que Ris había constatado la «superposición perfecta» de los rasgos somáticos de Ettore con los de su padre.

Francesco Fasani (izquierda) con Bini en Valencia, Venezuela (1955)

Las siete vidas de Torè

Siete vidas, por tanto, en el relato de Gangemi, entre historia y novela, pasadas por Ettore («Torè», por la voz interior que emerge en el alma inquieta del hombre, antes que la del científico) para mezclarse para escapar de sí mismo y de la mundo, con distintas identidades para borrar el pasado pero sin buscar realmente un futuro. La última Majorana está en los mensajes contradictorios de las cartas y telegramas del 25 y 26 de marzo de 1938, dirigidos a la familia y al director del instituto de física de la Universidad de Nápoles, donde es profesor desde hace unos meses. A partir de ese momento comienzan las otras vidas de Torè. Y también la novela de Gangemi. Desde la Certosa di Serra San Bruno, en Calabrian Serre, hasta el sanatorio para enfermos de tuberculosis, siempre con nombres y documentos diferentes. Hasta el traslado a Berlín, como científico suizo, al servicio de la Alemania de Hitler para crear -en competencia con Estados Unidos y con Fermi- el arma definitiva con la que ganar la guerra. La derrota alemana empuja a Ettore a retirarse a Italia, a Bolzano, ya abandonar para siempre sus estudios, escondido junto a otros, como él, comprometidos con el régimen y huyendo de la Alemania ocupada por los vencedores.

Adolf Eichmann (centro) . Según algunos, el hombre de la izquierda es Majorana (1950)

Entre pistas y conjeturas se cierra el círculo

Con la conciencia de lo que realmente fue el Tercer Reich, crece en él la angustia de ser tarde o temprano reconocido y considerado cómplice de los crímenes nazis. La nueva fuga, en Sudamérica primero en Argentina con Adolf Eichmann (según confirman algunos por una foto en el barco), luego en Venezuela para distanciarse definitivamente de los nazis. Entre italianos pero con una nueva identidad, la de Andrès Bini cuyo nombre volverá muchos años después en la investigación de los magistrados romanos. Y de nuevo el regreso a Italia, sin un destino real, si no él mismo. El círculo se cerrará de manera trágica, más o menos donde comenzó su huida del mundo.

Escapando entre pistas y conjeturas, Gangemi reconstruye la atormentada historia humana personal. Suele imaginar. Y cuenta historias, en su estilo rico pero siempre ágil y fluido. Una historia de fugas y renuncias, de libertad y sufrimiento, ambientada en la gran historia de un conflicto mundial y de las heridas infligidas al hombre ya la humanidad. Cualquiera que haya sido la elección de Ettore Majorana, en aquella primavera hace 85 años.



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