En las últimas semanas se han medido entre 1.500 y 1.800 terremotos diarios en la región, pero esa frecuencia parece haber disminuido en las últimas 24 horas. Esto podría indicar que el magma llegó muy cerca de la superficie de la Tierra. Anteriormente se detectó gas magmático en un pozo, lo que también indica que se avecina una erupción.
Por ello, la OMI ha ampliado la zona de peligro. La zona de mayor riesgo tiene 15 kilómetros de largo y de 2 a 3 kilómetros de ancho. El instituto teme que sólo pueda predecir cuándo se producirá la erupción con 30 minutos de antelación. “Las grandes pistas ya están ahí, ahora estamos buscando las pequeñas”, afirmó Vídir Reynisson, jefe de protección civil local.
Según las autoridades islandesas, hay muchas posibilidades de que los residentes evacuados “no puedan regresar a sus hogares durante meses”. Grindavík, a unos 40 kilómetros al suroeste de la capital, Reykjavik, fue evacuada el 11 de noviembre después de que el magma subterráneo provocara cientos de temblores, lo que podría indicar una erupción inminente. Desde entonces se han registrado miles de pequeños terremotos en la región. En Grindavík se produjeron grandes daños, entre otras cosas, en carreteras y edificios.
Islandia tiene 33 sistemas volcánicos activos, el número más alto de Europa. En 2010, la erupción del volcán Eyjafjallajökull paralizó el tráfico aéreo en Europa.