El Inter intenta escapar: el calendario es fácil, la Juve desastrosa, el Milán cambió

Desde ahora hasta el segundo parón, los líderes de la liga pueden ganar otros 4 partidos de 4 e intentar alcanzar los 24 puntos, para conseguir una gran ventaja.

Sebastiano Vernazza

Nadie se va a escapar por el Scudetto en septiembre, pero el Inter, de aquí a la segunda parada del campeonato, tiene por delante una autopista para ampliar con un imperial 8 sobre 8, en términos de victorias, y desanimar a los competición, para insinuar entre los rivales que la Serie A ya tiene un maestro, como ocurrió hace un año con el Nápoles. Los partidos de ayer entre Juventus y Milán reforzaron la opinión generalizada de que el Inter es el equipo más fuerte y el calendario hasta el fin de semana del 7 de octubre está claro. El Inter jugará contra Empoli (hoy), Sassuolo (miércoles), Salernitana (sábado 30 de septiembre) y Bolonia (sábado 7 de octubre). Con respeto al cuarteto de retadores, pero sin hipocresía, parece una invitación al 4 más 4, a duplicar los éxitos conseguidos hasta ahora. No es utópico imaginar al Inter líder con 24 puntos en dos semanas. Simone Inzaghi puede conseguir su primera pieza del Scudetto, la oportunidad es extraordinaria y no debe desperdiciarse.

Colapso de la Juventus

Más que el resultado, la bofetada del 4-2, incidió en el modo. La Juve perdió de la peor forma ante el Sassuolo. Ella se lastimó. Los errores de Szczesny y el absurdo gol en propia puerta de Gatti nos hablan de autodestrucción. Sospechábamos que habría sido un error confiar en el buen desempeño ante el Udinese en su debut, cuando parecía que la Juve había tomado el camino de un fútbol diferente, más agresivo y proactivo. Eran necesarias confirmaciones que no llegaron, salvo de forma irregular. Y ayer en Reggio Emilia se volvieron a ver los errores y contradicciones de la temporada pasada. El Allegri-bis sigue siendo un fracaso, el intento de mantener todo unido en virtud de las glorias que hubo, los campeonatos repetidos y las dos finales de la Liga de Campeones de la primera vez, pero el pasado es tierra extranjera, nunca regresa como lo hemos hecho. experimentó o conoció. El estribillo sobre la ventaja que se derivaría de una temporada sin copas ya suena desafinado. En la semana de la primera jornada de la Liga de Campeones, la Juve entrenó sin estrés y luego perdió contra el Sassuolo, que cayó tres veces entre los cuatro primeros de la Serie A. Las palabras de Allegri suenan huecas, nos hemos acostumbrado a sus explicaciones entre banales y lo obvio. Allegri ya no convence a nadie, quizás ni siquiera a sí mismo.

Milán póstuma

Tres puntos ante el Verona, útiles para pasar una noche en lo más alto de la tabla, a la espera de que juegue el Inter. Precioso gol de Leao, que barre con el oprobio del insensato taconazo ante el Newcastle. Aquí terminan las buenas noticias, la derrota en el derbi sorprendió al Milán, quitándole la audacia y el brillo que había mostrado en los tres primeros partidos, especialmente en la primera parte en el Olímpico contra la Roma. El Milán parecía un equipo muy fuerte, en el sentido literal de la palabra, por la musculatura que mostraba. El 5-1 lo desmanteló, minó sus certezas. Stefano Pioli volvió a recurrir a la defensa de tres, su homeopatía táctica. En las dificultades está convencido de que una línea de tres, expresada ayer en el marco de un 3-4-2-1, es un bálsamo y cura la inflamación. Quizás, pero los cambios repetidos desorientan a los jugadores. ¿Valía la pena alejarse de la fuerte idea de dominar el fútbol por un derbi equivocado? Ayer en San Siro el Hellas mantuvo un centro de gravedad medio tres metros más alto, lo que indica una actitud más conservadora del AC Milan, comprensible con la lógica de la sobriedad, pero poco funcional al proyecto de un Milán que manda.

Oportunidad interna

Y volvemos al punto de partida, a la gran oportunidad de la que disfrutó el Inter. La temporada pasada, el Inter abandonó rápidamente el gran premio debido a los puntos desperdiciados contra equipos de nivel medio-bajo. Las derrotas en Udine y La Spezia y en San Siro contra Empoli y Monza, los empates contra Sampdoria y Salernitana. En la primera parte del nuevo campeonato, el problema parece resuelto, el Inter venció a Monza y Cagliari, equipos del grupo que les había costado la carrera por el título hace un año. Sería sensacional que el Inter no ganara hoy al último Empoli con cero puntos y cero goles marcados. Ningún cero es para siempre, pero, por mucho que el Empoli apueste por el efecto Andreazzoli, el técnico que sustituyó a Zanetti, no podemos creer que el Inter desperdicie el primer balón de la posible lágrima. El cambio no funcionó en Europa, en San Sebastián contra la Real Sociedad en la Liga de Campeones, pero en Italia el tamaño y la calidad del grupo de Inzaghi es tal que en Empoli el Inter tiene el deber de llevarse los tres puntos independientemente de las opciones de entrenamiento. Como siempre, el peor enemigo del Inter es el propio Inter, su imprevisibilidad, pero la final de Estambul cambió algo, elevó el nivel de fortaleza mental. En otros tiempos el Inter se habría hundido en San Sebastián, no se habría aferrado al partido hasta el final.





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