El 28 de octubre, dos meses antes de su muerte, el ex Papa escribió una carta a su biógrafo Peter Seewald. Muestra que desde la Jornada Mundial de la Juventud en 2005, ha estado “ininterrumpidamente acompañado” por el insomnio del medicamento para dormir. Para combatir el insomnio, su médico personal le recetó poderosos somníferos. Al principio funcionaron, pero con el tiempo tuvieron menos efecto.
Además, los efectos secundarios de los medicamentos se suman a su condición. Por ejemplo, hubo un incidente en 2012 durante una visita de Estado a México y Cuba, donde amaneció una mañana con un pañuelo ensangrentado. “Debo haberme tropezado con algo en el baño o haberme caído”, escribe.
A esto le siguió el consejo médico de reducir las pastillas para dormir y solo aparecer en público por la mañana cuando viajaba al extranjero. Entonces debió decidir que ya no podía mantener su cargo con esas restricciones y decidió renunciar.
Joseph Ratzinger murió el 31 de diciembre de 2022 en el claustro de los Jardines Vaticanos donde se había retirado. Tenía 95 años en ese momento y su sucesor, Francisco, todavía es Papa.
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