El indomable Djokovic, 6 otra vez Rey de Roma: Tsitsipas se rinde en dos sets

Si alguien tenía alguna duda sobre el regreso de Novak Djokovic a la forma caníbal, bueno, hoy lo puso por escrito. O más bien en rojo. Nole adelanta a un Stefanos Tsitsipas que parecía ser la sombra de sí mismo por un set, intentó recuperarse en el segundo, pero no pudo contener la arrolladora potencia serbia. Djokovic cierra así en dos sets 6-0 7-6(5) escalando a 38 en el número de Masters 1000 ganados en su carrera, obviamente un récord. Nole levanta el trofeo número 6 de 12 finales en el Foro Itálico, arrebatando a Nadal el récord como campeón de mayor edad con 34 años 11 meses y 23 días.

El partido

–

Djokovic inmediatamente rompe a Tsitsipas a cero. Ducha helada para el griego que parece haberse quedado en el vestuario. El quiebre a cero en la apertura le ha bloqueado, el n.1 confirma la ventaja e incluso vuelve a arrebatar el servicio a un muy frustrado Stefanos que en el cambio de campo también recibe una amonestación por haber roto la raqueta en el raquetero (él ¿Quería romperlos todos de una vez?). Esto ciertamente no impresiona al serbio que sube 4-0 y vuelve a empujar, en respuesta, impidiendo que Titsi desarrolle su juego. No parece haber margen de maniobra contra el # 1 que todavía tiene 3 puntos de quiebre en el 5º juego, y vuela 5-0 después de 25 minutos, cediendo el set 6-0 después de media hora. Porcentajes dramáticos al servicio de Tsitsi: 36% de puntos con el primero contra 90 de Nole.

El despertar

–

En el segundo, algo empieza a moverse por parte de Stefanos, que empieza manteniendo el servicio apoyado en el diez mil del Central. Él sube, el otro baja y así en el cuarto juego el número 5 del mundo le rompe el servicio al campeón de 20 Grand Slam que luego se pone nervioso y envía al público naturalmente alineado para el partido a ese país, incluso más que para el Griego. En el 4-1 hay otra ocasión para Stefanos, pero Djoker anula la bola del doble break y cuando el griego saca en el 5-3 para ir a 3º tiene dos bolas para devolver y, claro, lo hace. Vamos al tie break, y ahí se impuso el hambre atávica de Nole.