Nueva Zelanda no introducirá por el momento un controvertido impuesto sobre las emisiones de las vacas, según la emisora nacional RNZ. El gobierno anunció el martes que el grupo de trabajo que estaba desarrollando el cambio de ley será reemplazado. El impuesto, conocido popularmente como ‘impuesto a los pedos’, tenía como objetivo limitar las emisiones de metano, nitrógeno y otros gases de efecto invernadero en el sector ganadero. Se encontró con una resistencia a gran escala en el sector agrícola y provocó protestas en todo el país.
De acuerdo con una promesa electoral del conservador Partido Nacional, que se convirtió en el partido más grande en 2023, la ganadería seguirá siendo por el momento una excepción a las medidas de reducción de emisiones de Nueva Zelanda. Existía la preocupación de que el impuesto significaría la quiebra de muchos pequeños agricultores. “El gobierno está comprometido a cumplir con nuestras obligaciones en materia de cambio climático sin cerrar las granjas de kiwis”, dijo el actual ministro de Agricultura, Todd McClay, sobre la decisión. “No tiene sentido enviar empleos y producción al extranjero si eso significa menos CO2Los países eficientes producen los alimentos que el mundo necesita”.
Aplazar el ‘impuesto a los pedos’ va en contra de los planes del anterior gobierno de la primera ministra Jacinda Ardern, que quería que la ley entrara en vigor en 2025. McClay dijo que el gobierno está reservando hasta 400 millones de dólares neozelandeses (228 millones de euros) para la “comercialización” de tecnologías como una “vacuna de metano”, medicamentos y programas de cría que, se espera, reducirán las emisiones del ganado.
El impuesto aún no ha sido completamente abolido: los partidos gobernantes han anunciado que crearán un nuevo grupo de trabajo. El grupo de trabajo actual Hola Waka Eke Noa (“Estamos todos juntos en esto”) es una colaboración entre agricultores, maoríes y el gobierno. Éste será sustituido por un grupo de trabajo en el que predomina el sector ganadero.
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