La afluencia fue tan grande en 1899 que los jueves un cuidador de establo llegaba a la estación de Staphorst con tres carros para llevar a los pacientes a ‘Westerd’. El negocio de ‘Het Staphorster Boertje’, por el cual el nombre elegido por él mismo llegó a ser conocido, fue tan bien que hizo construir una nueva casa cerca de la estación. El simple carpintero pronto se convirtió en un hombre en bonificación. Dedos de los pies en invierno, cálculos biliares, problemas de próstata, enuresis nocturna, forúnculos y mucho más. El Boertje tenía algo en contra. Stegeman también realizó horas de consulta en Amsterdam, Leeuwarden, Sneek y otras ciudades más importantes de nuestro país. En todas partes, cientos de personas acudían a él, buscando alivio de todo tipo de inconvenientes. Una especie de Klazien uut Zalk pero cien años antes.