El «hermoso regalo» a Italia de la madre deportista de 39 años


Mara reemplazó a «Batman» Fiamingo en el papel de Robin y salvó a los italianos al revertir la situación con los franceses y darle a Santuccio un final diferente.

Batman tal vez sí. Pero nadie quiere ser Robin. Entonces sería mucho mejor asumir el papel de Mara Navarria, heroína (no por casualidad) en la final de espada por equipos que valió el oro para Italia. Un triunfo. Lo cual, sin embargo, tiene las características de una película con un toque diferente. La trama está en plena tensión: los italianos están deprimidos y luchando. Los franceses están por delante. El Grand Palais, en los jardines de los Campos Elíseos, estalla con los vítores de los anfitriones. Todo parece empeorar, la derrota está cerca. Pero es en momentos como este cuando surgen los héroes del punto de inflexión. Con Rossella Fiamingo hundiéndose, Navarria se encarga de dar el final feliz. Dio el punto de inflexión con un 4-2 en el octavo combate, revirtiendo la situación y dejando todo en manos de Santuccio. Sabemos cómo terminó. A sus 39 años Mara nos dice que no debemos rendirnos. Nunca. Ni siquiera si toda Francia quisiera aplastarte. Más que fraternidad. Antes de partir hacia París había definido estos Juegos como “un hermoso regalo”, el último acto de su historia con la espada. Mara regresa a casa con otra medalla al cuello después del (extraordinario) bronce conseguido en Tokio.



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