Casi cinco años después de que el eslovaco Jozef Chovanec (38) muriera tras una intervención muscular en un calabozo policial del aeropuerto de Charleroi, la fiscalía no considera necesario procesar a nadie. Ni los oficiales que se sentaron sobre el hombre durante minutos, ni el personal médico y ni siquiera el oficial que se rió del moribundo mientras hacía el saludo hitleriano. “Alucinante”, dice Ann Van de Steen, la abogada de la viuda Chovanec y su hija.
Bjorn Maeckelbergh
Última actualización:
16:47
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