Buenos Aires, 1981: El Inter juega el primer Mundial de la historia contra Barcelona, Real Madrid y otros grandes nombres y cuenta con un chico que no deja huella, Ottolenghi. Todo el mundo habla de ello, pero no es el verdadero Ottolenghi…
Se llama Massimo Pellegrini, tiene quince años y tiene un problema. Tiene un año más que los previstos por el reglamento del Mundialito Sub 14 de Buenos Aires. Estamos en febrero de 1981 y aquel torneo con el nombre que evoca a las novelas sudamericanas -“Primer Campeonato Internacional de Fútbol Infantil Organizado por el Club Atlético River Plate”- tiene resonancia mundial. Según el reglamento, Pellegrini no puede jugar. Pero las regulaciones están hechas para ser regateadas. Y efectivamente: no te preocupes, le dicen antes de partir hacia Argentina. ¿Y cuál es el problema? Bueno, piensalo. Ellos se encargarán de ello.