La muerte del también jugador del Ajax Bennie Muller conmocionó ayer al ex fisioterapeuta del Ajax Salo Muller. Aunque tienen el mismo apellido, no estaban emparentados, pero ambos eran de ascendencia judía. Se hicieron amigos durante su etapa en el Ajax. Para Salo es un trato cerrado: hay pocos como Bennie.
Bennie Muller jugó 426 partidos con el Ajax y no alcanzó esa cifra en vano. Según Salo, Bennie casi nunca resultó herido. Se capta un momento poco común y Salo, de 87 años, encuentra una fotografía en su libro de colección: “Aquí estaba herido”, señala. “Ese fue el Feyenoord-Ajax y fue una lesión grave. Se dobló la rodilla en el muslo. Resulta que era el masajista del Feyenoord, que también estaba en el campo y ayudó a Bennie a levantarse”.
El jugador de Amsterdam jugó entre 1958 y 1970 y sólo seis jugadores jugaron con más frecuencia. Fue campeón nacional cinco veces y ganó la copa tres veces. Tras su etapa en el Ajax, pasó al Holland Sport de Scheveningen y recaló en Ámsterdam, en el Blauw-Wit. Salo pensó que era una pena que Bennie dejara el Ajax, porque se llevaba bien con él y apreciaba su mentalidad.
Salo admiraba a Bennie tanto dentro como fuera del campo. “Salo, haz lo que tengas que hacer, pero yo tengo que jugar al fútbol el domingo”, describe el hambre de balón de Bennie. “Ahora lo extraño mucho, pero Bennie era un gran jugador de fútbol. También era un chico muy agradable y sensible”.
Típico de aquella época era el número de futbolistas que, además de su carrera como jugadores, también tenían su propio negocio. Bennie Muller tenía una tabaquería y Salo lo recuerda bien. “Siempre estaba en esa tabaquería de la calle Haarlemmerstraat”, recuerda. “Se le podían pedir entradas y conocía a todos los clientes. También fue muy amable allí”.
Competencia de niebla
Un hermoso recuerdo que compartieron ambos Muller fue el partido de niebla de 1966, por la Copa de Europa contra el Liverpool en el Estadio Olímpico. En octubre de 2020, recordamos esa noche con Bennie y su esposa Nel. “Reconocí las piernas de Bennie, las reconocí inmediatamente en la niebla”, recuerda Nel. Bennie dijo: “Ni siquiera podíamos vernos a través de la niebla”.
Salo también recuerda muy claramente esa noche, a diferencia de lo que vio en ese momento. “No vimos muchas cosas”, reflexiona. “Entré corriendo al campo tres o cuatro veces porque un jugador estaba herido. Lo curé y el partido continuó con normalidad. Los balones me pasaron volando”.
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