La semana pasada se ordenó a Giuliani pagar una indemnización de nada menos que 148 millones de dólares (135,7 millones de euros) a dos trabajadores electorales del estado estadounidense de Georgia. Había difundido la mentira de que habían intentado “robar” votos a Donald Trump en Georgia, un estado indeciso en las elecciones. Luego de esas declaraciones, las mujeres recibieron amenazas de muerte e insultos racistas.
En un comunicado, sus abogados dijeron que “nadie podría haber creído que Giuliani sería capaz de pagar una suma tan grande”. La protección contra los acreedores debería darle “el tiempo y la oportunidad de apelar”, dice también.
En concreto, Giuliani se ha acogido al llamado procedimiento del Capítulo 11. Esto debería permitir a las empresas que ya no cumplen con sus obligaciones financieras permanecer activas mientras se negocia un acuerdo con los acreedores.