La Corte Suprema del estado estadounidense de Alabama está considerando si el estado puede ejecutar a un condenado a muerte utilizando el nuevo método de asfixia con nitrógeno. El nitrógeno en sí mismo no es un gas tóxico, pero reemplaza el oxígeno que respira el condenado a muerte.
El mes pasado, el fiscal general de Alabama pidió al tribunal que permitiera al estado gasear a un recluso, Kenneth Smith, de 58 años, usando una máscara unida a un tanque de nitrógeno. Smith fue declarado culpable de asesinato en 1996.
Sus abogados argumentan que este método no probado previamente viola la prohibición estadounidense de «castigos crueles e inusuales». También es inconstitucional ejecutar al hombre por segunda vez, afirman.
Smith es uno de los dos condenados a muerte en Estados Unidos que sobrevivieron a un intento de ejecución. Se suponía que lo habrían ejecutado mediante inyección letal en noviembre, pero no se pudo insertar una vía intravenosa en una vena.
Los expertos en pena de muerte dicen que el estado no ha proporcionado suficiente información sobre el peligro para el personal penitenciario porque se trata de un gas incoloro e inodoro utilizado en un espacio confinado.
La mayoría de las ejecuciones en Estados Unidos se llevan a cabo mediante inyección letal. Los estados estadounidenses de Oklahoma y Mississippi ya han aprobado ejecuciones con nitrógeno, pero aún no las han llevado a cabo. En Alabama, este método fue aprobado por los legisladores en 2018.
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