El encuentro fugaz entre Mercurio y la sonda espacial produce una foto espectacular


Planeta Mercurio, durante su encuentro más reciente con la sonda BepiColomboImagen ESA/BepiColombo/MTM

Sólo 200 kilómetros: a escala cósmica, eso no es nada. A esa distancia, la nave espacial europea-japonesa Bepicolombo sobrevoló la superficie llena de cráteres de Mercurio. En términos técnicos, tal maniobra se llama ‘sobrevuelo’: una ruta cercana a un planeta.

El movimiento fue una de las muchas maniobras necesarias para poner la nave espacial en órbita alrededor del planeta. El equipo de la Tierra aprovechó la oportunidad para tomar algunas fotografías de inmediato. El primero de ellos se puso en línea el jueves.

‘Espectacular’, así llama el experto espacial Erik Laan a la nueva imagen. «Rara vez vemos a Mercurio de cerca», agrega. Solo dos sondas precedieron a Bepicolombo.

Gravedad

Viajar a Mercurio es extremadamente difícil debido a su proximidad al sol. Atrae una sonda con más gravedad que un pequeño planeta como Mercurio. Para mantenerse cerca del planeta, Bepicolombo tiene que reducir la velocidad con mucha precisión. Esto sucede durante el sobrevuelo, donde la sonda transmite parte de su velocidad al planeta.

El sobrevuelo del jueves fue el segundo, y hay cuatro más en la agenda antes de que la sonda quede atrapada permanentemente en la gravedad de Mercurio. Bepicolombo toma su nombre de Giuseppe ‘Bepi’ Colombo, el hombre que trazó por primera vez este complejo vuelo en 1979.

Las naves espaciales que vuelan tan cerca del sol deben soportar temperaturas extremas. En el lado diurno de Mercurio, la temperatura sube por encima de los 400 grados centígrados, mientras que el mercurio en el lado oscuro puede descender más de 100 grados bajo cero. Para garantizar que la sonda continúe funcionando durante oscilaciones tan grandes, Bepicolombo utiliza un tipo de persianas de titanio que reflejan la luz del sol y se pueden plegar hacia adentro o hacia afuera para regular el calor.

rompecabezas

Aunque tal sobrevuelo es solo un encuentro fugaz entre la sonda y el planeta, es un momento valioso para realizar nuevas mediciones, dijo Johannes Benkhoff, científico del proyecto en Bepicolombo, en un comunicado de prensa. Cualquier medida es bienvenida para resolver los acertijos de Mercurio, preguntas como: ¿cómo se forman los planetas tan cerca de las estrellas? Y: ¿cómo puede el pequeño planeta generar un campo magnético?

Bepicolombo estará en órbita alrededor de Mercurio en tres años y luego pasará aproximadamente un año recopilando datos de medición y más imágenes.



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