PARÍS – La costa atlántica de Francia es conocida por sus hermosas playas, pero la costa salvaje también puede ser traicioneramente peligrosa. El pasado fin de semana murió en la playa de Grand Crohot, en Lège-Cap-Ferret, un holandés de 50 años que intentaba salvar a su hija después de que fuera arrastrada por la fuerte corriente marina. Es una triste confirmación de lo que los franceses saben desde hace tiempo.
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