Una aplicación que funciona mal y que ha costado casi 100 millones de euros, vías en las que no caben los tranvías flamencos y 2.300 millones de pasajeros fantasmas que nunca fueron transportados: el vicepresidente de De Lijn, Mark Descheemaecker (N-VA), se muestra firmemente a favor de la política de su ministra guardiana Lydia Peeters (Open Vld). En su nuevo libro, la critica sin contemplaciones: “Ella salvó sin visión a De Lijn de ser destruido”. ¿Qué va mal según Descheemaecker?
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