El deterioro de la calidad de la semilla continúa a un ritmo acelerado: ‘La tendencia es muy preocupante’

Durante mucho tiempo ha habido preocupación por la disminución de la calidad del esperma en los países occidentales, pero un metaanálisis de cientos de estudios científicos recientemente publicado muestra que el problema es global y que la disminución se está acelerando. Además del recuento total de espermatozoides, la disminución de la concentración de espermatozoides también es motivo de preocupación. En 1973, la concentración promedio seguía siendo de 101 millones de espermatozoides por mililitro, en 2018 fue de 49 millones de espermatozoides por mililitro.

La Organización Mundial de la Salud considera normal una concentración entre 15 y 100 millones de espermatozoides por mililitro, pero si la cifra desciende por debajo del límite de 40 millones pueden surgir problemas de fertilidad. Ese límite está a la vista: entre 1972 y 2000 hubo una caída anual de 1,16 por ciento, luego de lo cual el proceso se aceleró a 2,64 por ciento anual. “Si esta tendencia continúa, el hombre promedio ya no podrá tener hijos en 2050 sin ayuda”, escribió en Twitter el urólogo Piet Hoebeke (UGent).

El investigador principal israelí, Hagai Levine, advierte que la disminución de la calidad del semen podría amenazar la supervivencia de la humanidad si no se controla. La única pregunta es hasta qué punto eso todavía es posible.

Hoebeke señala que el problema se deriva principalmente de los muchos disruptores endocrinos con los que las personas entran en contacto. Se trata de sustancias como los ftalatos, que se utilizan para ablandar el plástico. Ya no pueden tomarse simplemente de la naturaleza o de los cuerpos. En el ámbito de los problemas de fertilidad, no solo provocan una disminución de la calidad del esperma, sino también un aumento del número de malformaciones genitales. “Las mujeres nacen con un número específico de óvulos, los hombres están constantemente produciendo nuevos espermatozoides. Debido a esta rápida división celular, son mucho más sensibles a los disruptores endocrinos durante la reproducción”, dice Hoebeke.

La posibilidad de que los hombres ya no puedan engendrar hijos de forma independiente en 30 años es terrible, pero es posible que no llegue a eso. Por ejemplo, el estudio no tiene en cuenta la forma y calidad de los espermatozoides, parámetros que también tienen una influencia importante en la fertilidad. Además, no es evidente continuar simplemente con la tendencia a la baja en la calidad del esperma.

“Los disruptores hormonales pueden destruir mucho, pero no pueden cerrar por completo las funciones hormonales. Entonces puede haber una nivelación. La única pregunta es cuándo”, dice Hoebeke. Anticipándose a esto, cree que se debe trabajar en un plan completo para evitar que entren aún más disruptores endocrinos en nuestro entorno de vida. “Con respecto a los problemas climáticos, hay objetivos claros que se están persiguiendo, y también existe la necesidad de eso con respecto a la calidad de la semilla”.



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