El cónsul griego Manolis Androulakis fue el último diplomático de la UE en abandonar Mariupol. Su testimonio en el aeropuerto de Atenas es impactante. “Lo que vi allí, y espero que nadie lo vuelva a ver nunca más, está más allá de mi comprensión”, dice. Ninguna ciudad rusa ha sido golpeada tan duramente por los bombardeos rusos como Mariupol. E incluso cuando todo fue bombardeado, los ataques continuaron. Androulakis está profundamente decepcionado y entristecido: “Es una herida que no sanará fácilmente”. Mariupol se agregará a la lista de ciudades completamente destruidas por las guerras.
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