El coche eléctrico, made in Italy y el arte de construir lo imposible


“Todos me dijeron que era imposible hacer eso, pero nuestros ingenieros no sabían que era imposible. Y lo hicieron”. La célebre frase con la que a Andrea Pontremoli, CEO de Dallara, le gusta describir la forma en que nació en 2011 el simulador de conducción más avanzado del mundo se ha convertido ahora en un lema, un aforismo sobre la forma en que se innova en Italia.

El coraje de aceptar desafíos industriales que otros han descartado. La capacidad de ver productos cuando nadie ha pensado en ellos todavía. La inventiva de combinar lo que existe para obtener lo que no existe. Gestos que nuestros emprendedores han heredado de una cultura artesanal y que reproducen en contextos altamente industrializados. Y lo hacen como pioneros del futuro, cada vez que ven la posibilidad de hacer avanzar una tecnología, traspasar una frontera, revolucionar un sector industrial. Como está ocurriendo con la revolución de los coches eléctricos.

Abrumada por el Dieselgate, en 2015 la industria mundial del automóvil acelera hacia la electricidad. Una carrera que para Europa tiene como horizonte el 2035: año a partir del cual el viejo continente pretende inscribir únicamente coches a batería.

Desde Dieselgate en adelante, la industria del automóvil se ha sentido atraída por el Made in Italy: no hay marca de automóviles involucrada en la producción de automóviles eléctricos o su proveedor que no haya venido a Italia. Para luego volver a casa con productos y soluciones tecnológicas que antes simplemente no existían.

Ideas y tecnologías italianas que hoy mueven el coche eléctrico por todo el mundo, nacidas en el seno de empresas excepcionales. Historias de pioneros e innovadores, como las que ahora se recogen en el libro «Coche eléctrico. Italia que no le teme al 2035″ (en los quioscos con Il Sole 24 Ore a partir del sábado 8 de abril, educar).



ttn-es-11