El cardenal italiano Angelo Becciu ha sido condenado por un tribunal del Vaticano a 5,5 años de prisión por fraude. Becciu anteriormente se desempeñó como asesor del Papa Francisco. El cardenal es el acusado más destacado entre un total de diez acusados en el mayor juicio penal por delitos financieros en la historia moderna del Vaticano.
Becciu fue despedido repentinamente en septiembre de 2020 tras ser sospechoso de malversación de fondos. Luego, el Papa Francisco también le quitó su derecho a votar como cardenal durante un cónclave, la elección de un nuevo Papa. Becciu siempre ha mantenido su inocencia. Calificó los cargos en su contra como una “gran injusticia” que sólo podía ver “como una prueba de su fe”.
El caso giraba en torno, entre otras cosas, a la malversación de dinero destinado a obras de caridad. Se dice que Becciu invirtió ese dinero en un edificio multimillonario en el distrito londinense de South Kensington. La Secretaría de Estado del Vaticano sufrió unas pérdidas estimadas de entre 73 y 166 millones de euros con la venta del inmueble. Como jefe de gabinete de la Secretaría de Estado, Becciu era el número tres de la jerarquía vaticana y gestionaba cientos de millones de euros.
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También se dice que Becciu transfirió 100.000 euros en fondos a una organización benéfica en Cerdeña, controlada por el hermano de Becciu. El cardenal también fue vinculado con Cecilia Marogna, una mujer de Sicilia. Recibió encargos de inteligencia de Becciu, también de Sicilia, por los que le pagaron bien. Según los fiscales, malversó 575.000 euros.
En el extenso juicio también están siendo procesados dos ex ejecutivos de la oficina de auditoría financiera del Vaticano, al igual que empleados de la Secretaría de Estado y agentes inmobiliarios y banqueros italianos que participaron en la inversión en la propiedad de Londres.
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