El tubo neumático se introdujo a mediados del siglo XIX. Los cilindros que contienen documentos u otra carga son catapultados a través de tuberías mediante el sistema utilizando aire comprimido. A principios del siglo XX, las grandes ciudades contaban en ocasiones con redes de cientos de kilómetros de longitud.
En 2001 también se instaló un tubo neumático en la nueva Cancillería de Berlín. Se trata de dos líneas de 1.300 metros de longitud con 36 estaciones. La línea con el número 1 es la línea personal de Scholtz. Al gabinete se puede llegar con la línea 2, según informa el periódico ‘Der Spiegel’.
Según un portavoz del gobierno, se utiliza de forma intensiva. Se realizarían unos 1.000 envíos al mes. Generalmente se trata de correo urgente que no se puede enviar electrónicamente ni por mensajería a domicilio, porque se trata de documentos estrictamente secretos o porque los documentos deben estar firmados en original. La operación cuesta 15.000 euros al año.
Pero hay otra razón por la que todavía se utiliza: también es una herramienta crucial contra los espías rusos. Después de todo, el riesgo de espionaje ruso ha aumentado desde la invasión de Ucrania. “Esta tecnología obsoleta sigue siendo nuestra mejor opción”, dijeron algunos funcionarios.