En la segunda disciplina, el speed carving, los artistas compitieron contrarreloj. En media hora hubo que convertir un tronco de árbol en una estatua. Dos veces. ¿No es mucho pedir? Boersma: “Ya es un trabajo duro, pero no tiene ningún sentido. Aún así, lo hacemos, aceptamos el desafío”.
Esta vez tampoco Boersma se dejó disuadir. Bajo presión de tiempo, cortó carpinterías reconocibles que contienen una historia.
Una de las dos imágenes hacía referencia a un paracetamol. “Aquí trabajamos sobre el tema de una fiesta. El evento celebraba su 35º aniversario”. ¿Y qué viene después de la fiesta? Bien, la resaca. De ahí el paracetamol, representado en un lunar que contiene el analgésico. “Me encanta fuera de la caja pensar”, dice Boersma sobre sus pensamientos.
El mago de la madera Rolder ha hecho de la innovación su seña de identidad. Con esto logra sorprender una y otra vez. “Hago cosas muy diferentes. Eso es único, porque la mayoría de los artistas se especializan. Pero a mí siempre me encanta hacer algo diferente, contar una historia en las imágenes. Entonces puedes ir en cualquier dirección”.