“En mis días más oscuros, mis amigos del fútbol me ayudaron a alcanzar un punto positivo”, dice Eva Coussement de Vilvoorde. A los veinte años, un diagnóstico de cáncer puso patas arriba la vida de esta árbitra. Mientras tanto, vuelve a silbar por la vida, literal y figuradamente. Aquí ella explica cómo pudo recuperarse. “Una vez realmente derramé lágrimas amargas”.
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