El alma rockera de Nicolò y esas tinas a las 5 de la mañana antes del cole


El oro olímpico es la culminación de tres años al más alto nivel. Es fruto del sacrificio y del amor por el agua.

En el parque de atracciones, en el agua, bajo la Torre Eiffel. En la ciudad del amor. Más que esto. Más que eso, sólo está Nicolò Martinenghi, teñido de rubio, salpicado de magia olímpica, que gana el oro en los 100 metros braza en una noche inolvidable. Si no fuera realidad sería un musical.



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