La iniciativa de Van Tigchelt viola flagrantemente la separación de poderes y la separación entre Iglesia y Estado, afirma Van Cauter. “Es extraño y contradictorio que un ministro liberal espere más justicia del Vaticano, una monarquía absoluta, que del tribunal belga”, afirma el abogado, que considera que el expediente se presta a una cierta elaboración de perfiles. “El ministro utiliza sus conexiones con otros estados miembros para su propio beneficio político.”
Según Van Cauter, la acción de Van Tigchelt significa que en Bélgica ya no es posible un proceso penal admisible. “Para la justicia belga, el expediente está definitivamente enterrado”, afirmó el abogado de Vangheluwe. “No se espera que un ministro interfiera en asuntos religiosos. Lo encuentro muy grave. Ya hay ministros que han dimitido por menos”.