En resumen, la transición ecológica de las capitales italianas existe, pero es demasiado lenta. Numerosas buenas prácticas emergen de los datos de Ecosistema Urbano 2022, “pero no hay cambio de ritmo que exige la emergencia energética, ambiental y social”, comentó el presidente nacional de Legambiente, Stefano Ciafani. “En este sentido no ayuda -añadió- la ausencia de un marco orgánico dentro del cual rediseñar la idea de ciudad en la era de la crisis climática”.
En 2021, en lo que debería haber sido el año de la lenta recuperación post-Covid-19 y la implementación de intervenciones concretas, las capitales confirman la tendencia de estancamiento de años anteriores, explica Legambiente: sin voluntad de mejorar su desempeño ambiental, están paralizadas por algunas ahora emergencias urbanas crónicas. Más smog con valores máximos que lentamente vuelven a crecer en áreas urbanas históricamente plagadas de mareos. Un aparcamiento que se mantiene entre los más altos de Europa, pocas mejoras en cuanto a transporte público. La producción de residuos producidos vuelve a subir, el valor medio alcanza los 526 kg per cápita, casi en niveles prepandemia (era 514 kg per cápita en 2020 y, de hecho, 530 en 2019), a pesar de que la recogida selectiva de residuos está mejorando, sobrepasando el umbral promedio del 60 por ciento.
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Las reacciones de los directores.
Incluso al final de la clasificación general las novedades son limitadas. De los últimos diez salen Brindisi y Ragusa, sustituidos por Salerno y Crotone. Sicilia sigue siendo la región con más problemas, empezando por las dos ciudades más grandes -Palermo y Catania- que acaban penúltima y última, intercambiando posiciones. En 92 ° lugar la ciudad metropolitana de Nápoles: “Si en las primeras 60 posiciones del ranking – dice Paolo Mancuso, Concejal de Medio Ambiente y el mar de Nápoles – hay muy pocas realidades en el Sur, podemos decir que hay una cuestión del sur también para el medio ambiente. Pero en general, todas las ciudades deben ser puestas en el centro de la acción política por parte del Estado, porque son la columna vertebral sobre la que asentar todo el discurso de la sostenibilidad».
Por el contrario, también hay un Sur que destaca: honor para Cosenza, que debe la quinta posición a la ausencia de colocaciones muy deficientes y a una serie de apariciones entre los diez primeros, con mención especial para el trío islas peatonales- carriles bici- árboles. También Vibo Valentia entre las ciudades del Sur con una de las mejores posiciones, en el puesto 46: “Hemos hecho un ascenso en el ranking – dice Maria Limardo, alcaldesa de Vibo Valentia – a partir de la valorización de lo existente y de intervenciones como como el derribo de edificios abusivos, creando plazas arboladas en los espacios que quedan libres. Pero creo que el legado más importante que puede dejar una administración tiene que ver con algo inmaterial, es decir, con un cambio de ritmo de la población a nivel cultural, que se traduce en una sensibilidad mucho mayor respecto a los temas ambientales».